Propiedad
privada... Recinto sagrado. 1ª
edición. 2022. 204 páginas. ISBN 979-8826076354
Independently
Published. Impreso en EE.UU.
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Propiedad
privada... Recinto sagrado
es una novela de suspenso montada como un rompecabezas.
Escrita
en 1995, Propiedad privada... Recinto sagrado cuenta la historia de
Ruiz, un hombre de mediana edad que no se mete en la vida de los demás y cree
que nadie tiene el derecho de meterse en su vida. El único deseo de Ruiz es
vivir tranquilo en su casa que ha construido con esfuerzo, sin perjudicar a
nadie y no quiere le perturbe. Solo anhela vivir en paz. No quiere saber nada
de los vecinos: ni chismes, ni cuentos y ni historias. Es un hombre de pocas
palabras, osado y valeroso que está dispuesto a defender sus principios y su
propiedad privada hasta las últimas consecuencias. Frente a él está un
arquitecto famoso acostumbrado a conseguir sus objetivos mezquinos de cualquier
forma. Estos dos individuos que apenas se conocen y se ven un par de veces se
enfrentarán en una lucha feroz y silenciosa.
Propiedad
privada... Recinto sagrado es
una novela en el que los cuarenta y seis capítulos giran constantemente hasta
encontrar el lugar adecuado. Es una historia policiaca sin policías en el que
se desnudan las pasiones más brutales del hombre, con un fin asustador que
choca a cualquier lector, en medio de algunas reflexiones filosóficas y
literarias que tratan sobre la ambigüedad de las palabras, la vida, la muerte,
la sobrevivencia y la traición.
Algunos
fragmentos:
“Robar vino primero del
germánico raubôn y
posteriormente del latín vulgar roubare.
La
pasión por saquear no fue un invento de los visigodos que forjaron este término
con el ejemplo y una pasión desenfrenada”.
“Ponce
se rasca el cuello con sus dedos grasosos porque ya no le cabe ninguna duda de
que la madrugada, su mejor amiga, le está haciendo una mala jugada.”
“La muerte no es irregular como el
verbo que la representa. El verbo vivir debería conjugarse de forma irregular,
pues se vive de tantos modos que, cuando la muerte llega, no se puede hacer
nada. Si el arrepentimiento sirviera de consuelo, se viviría en un mundo de
resucitados.”
“Dejó caer pesadamente su
cuerpo y caminó por el jardín, pisando deliberadamente las hermosas flores bien
cuidadas. Su revólver estaba listo y sus ojos perforaban la oscuridad.”